El ego: beneficios y riesgos para el crecimiento empresarial
En este artículo exploramos cómo el ego puede jugar un papel tanto positivo como negativo en el desarrollo de empresas y qué medidas tomar para equilibrarlo

El ego inherente al ser humano. En el contexto empresarial, especialmente en startups y scaleups, puede ser un motor de innovación y liderazgo, pero también un obstáculo significativo para el crecimiento sostenible.
Es sorprendente lo poco que se habla del ego en el ecosistema emprendedor, considerando su impacto directo en el éxito o fracaso de una empresa. Aunque es una fuerza omnipresente, a menudo se evita abordar el tema de manera explícita, casi como si fuera un tabú. Cuando se menciona, tiende a tratarse como algo externo: el ego de "otros" líderes, competidores o incluso miembros del equipo, pero rara vez se reflexiona sobre el propio.
Esta falta de introspección puede ser peligrosa, ya que subestima la influencia que nuestro ego tiene en nuestras decisiones, relaciones y capacidad para adaptarnos.
Por lo general, lo que se proyecta al exterior es la cara positiva del ego. Es común ver cómo los líderes destacan su visión ambiciosa, su confianza inquebrantable y su capacidad para superar obstáculos, ya que estos rasgos fortalecen no solo su marca personal, sino también la percepción pública de la empresa. Este enfoque genera admiración y construye narrativas de éxito alrededor del liderazgo.
Sin embargo, casi no se habla del lado oscuro del ego: cómo puede generar tensiones internas, bloqueos en la comunicación o resistencia al cambio. La realidad es que el ego está presente en todos y reconocer tanto su impacto positivo como sus riesgos es fundamental para construir organizaciones más equilibradas y sostenibles
El ego como motor de crecimiento
El ego, cuando se canaliza de manera positiva, puede ser un recurso valioso para el éxito de una startup:
Visión ambiciosa: fundadores con un fuerte ego a menudo tienen una visión ambiciosa que impulsa a la empresa más allá de los límites convencionales.
Confianza para persuadir e inspirar: un ego bien gestionado permite a los líderes transmitir confianza a inversores, empleados y socios, lo que facilita la atracción de recursos. Además un líder puede transmitir su ambición y energía, motivando al equipo a alcanzar metas desafiantes y a creer en la visión de la empresa.
Determinación para superar obstáculos: el ego puede fortalecer la resiliencia de un fundador frente al fracaso, ayudándolo a mantenerse enfocado en sus objetivos.
Atracción de talento clave: la confianza y seguridad de un líder impulsada por el ego puede ser un imán para atraer a los mejores profesionales que quieran formar parte de una visión ambiciosa.
Fortalecimiento de la marca personal: El ego bien canalizado puede construir una marca personal poderosa, lo que a menudo beneficia a la empresa al asociarse con un liderazgo fuerte y confiable.
El lado oscuro del ego
Sin embargo, un ego mal gestionado puede llevar a problemas graves, especialmente en entornos dinámicos como el de las startups:
La necesidad de tener razón: muchas decisiones importantes se ven bloqueadas porque alguien necesita probar que su idea es mejor y no es capaz de ceder o llegar a acuerdos.
El miedo a parecer débil: el ego puede impedir que un líder admita errores o pida ayuda, lo que lleva a malas decisiones y aislamiento.
La competitividad interna: cuando el ego domina, las personas pueden priorizar sus intereses personales sobre el bien colectivo, creando un ambiente tóxico.
Falta de escucha activa: líderes con egos inflados tienden a ignorar feedback valioso, lo que puede llevar a decisiones erróneas.
Micromanagement: el deseo de tener el control absoluto puede sofocar la autonomía de los equipos y ralentizar los procesos.
Conflictos Internos: un exceso de ego en el liderazgo puede crear tensiones dentro del equipo y obstaculizar la colaboración.
Resistencia al cambio: las startups necesitan adaptarse rápidamente; el ego puede frenar este proceso si el líder no reconoce sus propios errores.
Estrategias para gestionar el ego
Para que el ego no se convierta en una barrera, es crucial gestionarlo de manera equilibrada:
Terapia y coaching: reconocer el ego propio y buscar ayuda para gestionarlo a través de diferentes herramientas como terapia o coaching.
Fomentar la humildad: reconocer los logros del equipo y aceptar errores propios como aprendizaje.
Crear una cultura de feedback: crear una cultura donde los empleados se sientan seguros para dar feedback o hacer presentar una visión distinta sin temor
Promover el liderazgo compartido: delegar responsabilidades clave para evitar la concentración excesiva de poder.

Conclusiones
El ego es una herramienta de doble filo. Gestionado adecuadamente, puede ser un catalizador para el crecimiento y la innovación. Sin embargo, si se permite que tome el control, puede ser un obstáculo insalvable. En el ecosistema de startups, donde la velocidad, la adaptabilidad y la colaboración son esenciales, encontrar el equilibrio es clave para el éxito sostenible.
En nuestra experiencia, muchas empresas no reconocen el impacto del ego porque es incómodo. Es más fácil hablar de métricas, KPIs o frameworks que de vulnerabilidades personales. Hemos vivido muchos desalineamientos estratégicos donde el mayor causante no era la estrategia en sí sino faltas de comunicación causadas por los egos. Si queremos construir empresas sostenibles, necesitamos empresas que sean capaces de mirarse al espejo y reconocer cómo su ego afecta al colectivo.
Para abordar conflictos humanos, muchas empresas implementan más procesos. Aunque esto puede aportar claridad inicial, también puede convertirse en una cortina de humo que ignora el verdadero problema. Al final, los procesos no arreglan el ego; solo lo ocultan temporalmente. La verdadera solución está en fomentar una cultura de autoconciencia y gestión emocional.
Hola, quizás os pueda interesar este artículo, aunque va en contra de escalar durante 1 año:
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