Empezar por los principios: valores
Los valores tienen importancia. Los valores no son inocuos, no son palabras vacías en una declaración. Los valores tienen consecuencias.
Érase una vez, en un pequeño pueblo de Grecia, un sabio llamado Sócrates.
Era un filósofo que había dedicado su vida a la búsqueda de la verdad. Tenía muchos discípulos a los que enseñaba a pensar por sí mismos.
Un día, un amigo llamado Critón, padre de uno de sus discípulos, llegó a su casa muy agitado.
–Maestro –dijo–, tengo que contarte algo importante. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con mucha maldad.
Sócrates, que estaba sentado en su jardín, lo miró con calma y le dijo:
–Espera, Critón. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
Critón se sorprendió.
–¿Las tres rejas? –preguntó–.
–Sí –respondió Sócrates–. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres contarme es cierto?
Critón se quedó pensando un momento.
–No lo sé –dijo–. Fueron unos vecinos, en el parque, quienes estaban hablando de lo que había dicho tu amigo.
Sócrates asintió.
–Entonces, al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. ¿Es bueno para alguien lo que vas a decir?
Critón volvió a pensar.
–No, al contrario –dijo–. Va a perjudicarte.
Sócrates sonrió.
–Vaya –dijo–. La última reja es la necesidad. ¿Es necesario que me digas eso que tanto te inquieta?
Critón se rascó la cabeza.
–A decir verdad, no –dijo–. Solo quería que lo supieras.
Sócrates se levantó y se acercó a Critón.
–Critón –dijo–, antes de hablar, debemos pensar en la verdad, la bondad y la utilidad de nuestras palabras. Si lo que vamos a decir no es cierto, ni bueno, ni necesario, es mejor enterrarlo para siempre.
Critón asintió.
–Tienes razón, maestro –dijo–. No lo había pensado.
Sócrates sonrió.
–Me alegra –dijo–. Ahora, ve y sé feliz.
Critón se despidió de Sócrates y se fue.
Sócrates se quedó mirando por la ventana, pensando en lo que había ocurrido.

Lo que acabas de leer es una versión personal de la fábula de las tres rejas. No se conoce su origen. Unos dicen que se trata de una fábula oriental, otros la atribuyen a Sócrates. No hay prueba de nada de ello, pero he querido recuperar al personaje histórico y a uno de sus buenos amigos para hablarte de los valores porque esta fábula muestra con claridad qué son y para qué sirven.
Si no has leído el primer post de esta serie, dedicado a la visión y la misión, te recomiendo que lo hagas antes de seguir. Se trata de un conjunto de artículos sobre los principios de escalar y guarda un orden lógico. Si ya lo has hecho, adelante.
¿Qué son los valores?
Los valores son ideas que nos guían. Nos ayudan a tomar decisiones, a actuar de una determinada manera y a relacionarnos con los demás.
Los valores nos ayudan a tomar decisiones porque nos proporcionan un marco de referencia. En la fábula lo puedes ver con nitidez. Los valores que muestra Sócrates son la verdad, la bondad y la necesidad. Como lo que le tiene que contar su amigo no es cierto, ni es bueno, ni es útil, le responde con seguridad que no desea escuchar lo que ha oído en la plaza. Le ha servido para tomar una decisión.
Si los valores de Sócrates hubieran sido otros, su decisión podría haber sido distinta. Si sus valores hubieran sido los del poder, la comodidad y el éxito, Sócrates habría reaccionado de manera bien distinta. Para mantener su poder sobre un grupo de personas, para asegurar que nadie dispute su posición de liderazgo y para asegurar que sus objetivos se imponen sobre los de los demás, probablemente habría tomado la decisión de escuchar lo que su amigo tenía que decir y no se habría quedado después mirando por la ventana.
Los valores tienen importancia. Los valores no son inocuos, no son palabras vacías en una declaración. Los valores tienen consecuencias. Describen nuestra manera de entender la empresa y cómo nos conducimos en ella. Sobre todo, nos ayudan a tomar decisiones que tienen impacto en nuestras organizaciones. Así que si estamos buscando la manera de acertar con nuestras decisiones será importante que acertemos con los valores.
Los valores importantes son los valores compartidos
Los valores pueden ser individuales o compartidos. En la fábula vemos como los valores de la verdad, la bondad y la necesidad son valores que solo Sócrates estaba haciendo valer. Critón estaba dispuesto a contarle lo que habían dicho de él sin importarle. Pero luego, en la conversación, uno a uno, esos valores individuales pasan a convertirse en valores compartidos entre Sócrates y Critón. Hasta el punto de que Critón entiende que no debe dar pábulo a las palabras que había escuchado y la mejor decisión es olvidarlas.
Los valores compartidos definen cómo se hacen las cosas en la empresa. Si eres el fundador del proyecto, no puedes ser el oráculo que en cada ocasión le dice al resto del equipo cómo se tienen que hacer las cosas. Es necesario que la organización sea capaz de compartir esos valores para que impregnen la manera de pensar del conjunto. Esos valores son los que indicarán a todas y cada una de las personas que nos acompañan en esta aventura cómo tomar decisiones y hacerlo dentro de un espacio de entendimiento compartido.
Si eres el fundador del proyecto, no puedes ser el oráculo que en cada ocasión le dice al resto del equipo cómo se tienen que hacer las cosas. Es necesario que la organización sea capaz de compartir esos valores para que impregnen la manera de pensar del conjunto
Lo más asombroso es que, además, los valores son absolutamente escalables. Podemos ser un equipo de cinco, de 50 o de 5.000 personas y ser capaces de guiarnos por unos valores que establezcan las normas de cómo se hacen las cosas aquí. En la fábula es Sócrates quien sostiene unos valores y tras el relato Critón los comparte. Probablemente estos valores son enseñanzas que el filósofo podría compartir con todos sus discípulos y estos con todo el pueblo.
Los valores compartidos son una potente herramienta porque nos permiten trabajar con otras personas y multiplicar nuestro impacto. Imagina que estás liderando un emprendimiento potente que cuenta con decenas de personas alineadas tras una visión y una misión comunes. Todos sabéis a dónde queréis llegar. Pero para cada decisión que se toma surgen opiniones distintas, basadas en los distintos valores de cada uno. Seríais la Torre de Babel de las decisiones. Sería el caos. Por eso, tener una base de valores compartidos es una herramienta muy poderosa para saber cómo hacer las cosas en el camino al objetivo común.
Tener una base de valores compartidos es una herramienta muy poderosa para saber cómo hacer las cosas en el camino al objetivo común
Pero tampoco no se trata de establecer un pensamiento único. Cuanto más crezca tu empresa, más personas la compondrán, más diversos serán sus universos de pensamientos y más valores estarán presentes en el día a día. No se trata de que las personas que se sumen a tu proyecto renuncien a sus valores, sino de que seáis capaces de establecer un terreno de trabajo común que os permita tomar decisiones basadas en el entendimiento mutuo. Es como establecer las reglas del juego compartido.
Los valores deben ser aspiraciones de lo concreto
Los valores son aspiraciones. No hay que esperar que todas las personas de tu organización vayan a poder regirse siempre y en todo momento por los valores que decidáis compartir. Los valores son ideales de comportamiento que intentamos que estén lo más presentes posibles para ayudarnos en la toma de decisiones, pero no podemos convertirlos en yugos que nos desalienten. Los valores no están ahí para hacernos la vida más difícil. Los valores están para hacer que las cosas sean más sencillas.
Ahora bien, los valores tienen que dar lugar a cosas concretas. De nada sirve enmarcar grandes declaraciones de valores grandilocuentes en una pared si luego no tienen ningún impacto en el día a día. Por eso, los valores tendrán que significar cosas. Tendrán que traducirse en modos concretos de actuar ante las dificultades que nos encontremos y deben ser lo suficientemente claros como para que ante una situación nos marquen un camino determinado frente a otras alternativas. Fíjate para qué sirvieron los valores de verdad, bondad y necesidad de Sócrates. No fueron para recrearse en su grandeza, sino para tomar una decisión concreta: no querer escuchar lo que Critón quería contar.
Los valores tendrán que significar cosas. Tendrán que traducirse en modos concretos de actuar ante las dificultades que nos encontremos y deben ser lo suficientemente claros para que ante una situación nos marquen un camino determinado frente a otras alternativas
Aquí es donde comienza la magia. Cuando compartimos unos valores, empezamos a decidir cómo tomar decisiones concretas. Esas decisiones concretas se acaban convirtiendo en costumbres. Las costumbres se tornan tradiciones y el conjunto de tradiciones de una organización se convierte en su cultura. Empezando por algo pequeño –pero tremendamente importante– el fundador de una empresa puede acabar generando una manera de trabajar que vaya más allá de sí mismo.
La cultura es el último de los principios de los que me gustará hablar, pero lo dejaré para otro post. Así que, si no lo has hecho todavía, aprovecha este momento para suscribirte.
El valor de los valores
La importancia de los valores es que cumplen un papel fundamental. Si en el capítulo anterior veíamos que al fijar una visión y una misión, establecíamos qué es lo que queremos lograr; con los valores lo que estamos haciendo es establecer cómo lo queremos lograr. Visión y misión hablan de qué queremos hacer. Los valores nos dicen cómo lo vamos a hacer. Los valores hablan de cómo se hacen las cosas aquí.
Entendiendo ahora lo importantes que son los valores, estarás de acuerdo en que –aunque puedes definirlos en cualquier momento– es mejor establecerlos cuanto antes. Van a venir muchas preguntas en el futuro y es mejor que tengas un buen marco de decisión para darles respuesta. Va resultar fundamental que sean además valores compartidos. Crear un espacio de entendimiento entre todas las personas que forman y formarán parte de tu iniciativa para tomar decisiones concretas en el día a día y poder trabajar juntas.
Los valores son uno de los elementos más importantes para minimizar el caos y poder escalar. Escalar bien.
Muy buena la fábula 👌